Más allá de la barrera del sonido

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“La casa había empezado a respirar con las obras y esa energía que sentía al principio de una casa brillante, aunque visualmente se volviera espantosa por el abandono, se había apoderado de las paredes, los suelos, las tuberías del interior. La casa había vuelto a la vida emanando una serenidad palpable y yo, aunque en completa oscuridad, no tenía miedo ni tensión.“.

De repente se hizo la luz. Pero no venía del cielo. Las ráfagas del tornado nos zarandeaban de un lado a otro como siempre, inmersos en medio del segundo muro de viento como partículas de polvo sin importancia para el cosmos. El caos es nuestro verdadero terreno, somos criaturas que buscan en los puntos cardinales una falsa esperanza de algo más fuera de nosotros cuando, si existe, está dentro.

Sin embargo, hay una imagen que siempre me ha inspirado, y ciertamente a vosotros también. El diamante que nace de la presión inimaginable de la tierra.

El error más común es pensar que todos podemos convertirnos en diamantes bajo esa presión. Así es como los coaches de alrededor os llenan la cabeza de falsas esperanzas.

No es tan sencillo. Si se somete una nuez a esa presión, se convierte en una papilla. Si se somete una piedra a esa presión, se convierte en una papilla de piedra. Si te sometes a esa presión sin esa estructura especial de carbono, te conviertes en papilla.

Pero eso es lo bonito del ser humano. Nuestra mente no está compuesta de materia, por lo que puede aprender la estructura para soportar la presión y la estructura para convertirse en diamante. Este es el camino de los Super-vivientes.

La luz que estalló en ese momento no provenía de un cielo finalmente libre de nubes. No. Vino de abajo, de nuestros pechos. La presión de esos meses fue tal que llegamos a nuestro punto de ruptura y lo pusimos a prueba sin piedad. Fue en ese momento cuando se produjo la transmutación. Al igual que el Paraíso que estábamos transformando de una “Villa” abandonada a una “Casa Villa” vital y brillante, nosotros mismos habíamos sufrido involuntariamente el mismo tratamiento.

Alcanzar un nuevo nivel de energía no es algo fácil, pero cuando ocurre lo notas de forma tan dramática y natural que describirlo se convierte en algo realmente sencillo: todo empieza a funcionar aunque no funcione. Sin embargo, en comparación con la misma sensación que en un estado de autoengaño o en ataques psicóticos (¡sic!), nuestra capacidad de crítica se mantuvo. Sólo los Supe-vivientes saben de qué estoy hablando, y si no estás seguro o segura, quizá sea mejor que entiendas a partir de este texto que tú también puedes estar en el grupo de personas que pueden bucear en los diamantes. #superviviventesuperliving

En cuanto descubrimos que la luz provenía de nosotros, que nuestra cristalización o “diamantinización”, si quieres, había comenzado, las cosas empezaron a cambiar. El proceso acababa de empezar y ya se notaba la diferencia.

Saltando de una corriente a otra, cada portazo en la cara, cada golpe bajo, cada problema que surgía se convertía en una oportunidad para “diamantar” un poco más.

Empezaron los meses de verano y lo primero que tuvimos que solucionar fue, y lo siento por Jorge, un gran problema que tuvo su equipo de trabajo.

Todos eran buenos trabajadores y todos tenían un ámbito específico. Uno en particular era muy bueno… Salvador. Era el único que había trabajado durante el ataque de la Nada, cuando los trabajadores habían sido robados por el hermano de Jorge. Además, de todos ellos, era el que tenía más capacidades en varios frentes. Había trabajado en el sistema eléctrico, en la fontanería, en los suelos, en las paredes, pero sobre todo era él quien lo solucionaba todo. Tenía una filosofía de Aventurero de la Vida y como tal nos llevábamos muy bien, hasta el punto de que, no me avergüenza decirlo, Peter y yo decidimos en algunas ocasiones no obligarle a rehacer un trabajo del que era responsable por “rol”, en honor a su forma de hacer las cosas y a su capacidad. Sin decirnos nada… con una mirada, nos entendimos. Y aún así resolvería el problema que había surgido, logrando la satisfacción de todos al final.

Este regalo fue uno de los tesoros de la victoria sobre la Nada. Las relaciones que creamos con ese equipo se habían convertido en honorables y super-vivientes. No hubo un problema de antes y después o un conflicto, todos trabajamos con un objetivo común. Y cuando no estábamos sincronizados, aún así lográbamos el resultado.

Sin embargo, como he mencionado antes, ése era también el mayor problema del equipo de Jorge. Sólo uno estaba en la cima, los demás eran buenos (y se lo agradezco mucho), pero algunos estaban empezando y tenían que hacer un trabajo especializado antes de tener las habilidades adecuadas para hacerlo. Y la consecuencia fue que el trabajo de detalle se alargó mucho más de lo necesario.

Sin embargo, Peter y yo, “Diamantes en el cielo” como la Rihanna de nuestra boda, aunque todavía en medio de un tornado, nos adaptamos rápidamente.

Ya que nuestro presupuesto se había agotado por las constantes batallas y por tener recursos muy limitados (si realmente supieras lo que cuesta este chalet + gallinero + obras no lo creerías porque con nuestro presupuesto es un puro milagro…. ) tuvimos que cambiar radicalmente nuestra estrategia de búsqueda de muebles. Afortunadamente, nuestro amigo Albert, que sabe que estamos hablando de él (aunque con un nombre ficticio), nos había permitido comprar electrodomésticos de alta gama a un gran precio. Y, afortunadamente, decidimos hacerlo al principio de la obra, porque con la [No] Guerra en marcha, si hubiéramos esperado hasta julio-agosto no habríamos podido comprarlos, porque todo se había convertido sin razón económica real, y sigo insistiendo en ello, en casi el doble de lo que era antes.

No podíamos comprar los muebles por adelantado porque no podíamos dejarlos en la casa que se estaba reformando, así que era inevitable encontrar la manera de comprarlos sin gastar una fortuna. Empezamos a buscar en los mercados y lo primero que descubrimos es que en Madrid los mercados considerados más famosos se han convertido en una auténtica estafa para los turistas sin un gramo de materia cerebral. Objetos sin valor se vendían sin pestañear con dos ceros más…. dos ceros. “Mirar y no tocar’ es el refrán en italiano y, por desgracia, para los que acuden a los famosos mercadillos de Madrid se convierte en una filosofía de vida.

Peter fue quien nos salvó… su capacidad para encontrar cualquier cosa y establecer conexiones instantáneas con cualquier persona de buen valor humano nos permitió entrar en una nueva corriente de especial interés. Duró poco, como muchas cosas que empiezan bien y se corrompen por la popularidad, pero fue únicamente gracias a Peter que encontramos oportunidades inimaginables y empezamos a llenar la casa con una velocidad impresionante. Mi visión del conjunto le empujó a la prisa y su habilidad para encontrar cosas maravillosas a precios humanos nos permitió permanecer en esa corriente de mercados y eventos sólo para comprar todo, antes de que se volviera tan caro e inaccesible como otros.

A veces me pregunto si, sin quererlo, Peter y yo descubrimos o creamos nuevas tendencias. Creo que cuando ocurre que te das cuenta de que la gente te copia, nunca sabes si has descubierto una tendencia antes que los demás o la has creado. Sin embargo, nos pasó a los dos en todos los campos, desde las producciones, a los libros, a los conceptos, e incluso para la casa, que, aunque todavía incompleta, se convirtió en la inspiración de todos los nuevos clientes de Jorge desde las primeras fotos. A un gran distribuidor le gustó tanto el material que utilizamos (que uno dice, lo distribuye y lo conoce, pero no es así) que desde el momento en que lo encargamos decidió crear una nueva exposición con el mismo material. Así que no os sorprendáis si veis más “Casas Paraíso” en la zona en el futuro… aunque la original siempre seguirá siendo “nuestra” Casa Villa El Paraíso en Escariche.

Mientras tanto, los dos mini-jefes significativos de nuestra historia, el Registrador de la Propiedad y la Notaria, continuaron su implacable asalto. Fueron una gran parte de nuestro tornado y, en el momento de escribir este artículo, el 24 de noviembre de 2022 (firmamos el 15 de febrero de 2022) todavía un viento sin resolver. El tema de la corrección de documentos había comenzado. Con la fuerza de las experiencias pasadas, utilizamos las estrategias empleadas contra la Nada para defendernos de las súbitas desapariciones de ambos, escondidos tras las barreras del silencio y la inalcanzabilidad, empoderados (¡vergonzosamente!) por su cargo (para)estatal.

Además, nos unimos a los antiguos propietarios para reforzarnos y exigir lo que nos correspondía (pagado con mucho dinero, repito, y por adelantado…). Esa batalla común, gracias al estado de funcionamiento súper-vivente, nos proporcionó nuevos amigos y una conexión realmente alentadora con algunas personas de Escariche.

Y así, poco a poco, el Tornado empezó a remitir y, besados de nuevo por el sol, como decimos en Italia, nos encontramos por fin más allá de la barrera de ese fragor incesante que habían sido los meses de primavera. El viento seguía siendo intenso, pero nos dimos cuenta de que nuestra capacidad para soportarlo había cambiado.

Una parte de nosotros, al habernos convertido en diamante, nos permitió acoger la desgracia de una manera diferente.

Todo muy bonito, parece al leer metafóricamente lo de los diamantes y las corrientes… pero también sabemos que los seres humanos no son diamantes y aunque los Super-vivientes pueden cambiar su mente para transformarse con la presión, el cuerpo y parte de la mente han cambiado hasta tal punto que, entre el desgaste y la transformación, se hacía necesario un momento de parada. No existe ninguna transformación que no requiera energía y no tenga consecuencias.

Ese momento de pausa no estaba destinado a llegar hasta octubre, fecha del verdadero final de la obra, pero como habíamos cambiado, el destino, aunque fuera parcialmente favorable, cambió de tal manera que podría llegar a decir que nuestro tornado terminó a finales de agosto.

Algunas cosas salieron mal, como tener que comprar todo un nuevo sistema de bombeo para la piscina debido a la falta total de habilidad para instalarlo (que al principio cuando ocurrió no lo pudimos probar, aunque estábamos casi seguros, pero meses después lo confirmamos). Gente en las obras que usaba los vídeos de youtube para saber cómo tenían que hacer las cosas. O la cuestión de los documentos que a veces necesitan unos y otras veces otros. El caos…

Otras cosas, sin embargo, iban bien. El proyecto en su conjunto estaba progresando. Tuvimos que sacrificar algo de tiempo para que los resultados fueran excelentes y para que tuvieran un buen acabado. Jorge se portaba bien con nosotros y cada vez que elegíamos adaptar nuestro proyecto, intentaba recompensarnos (aunque a veces se le olvidaba y había que recordárselo… pero luego se acordaba…).

Además, la casa empezaba a tomar forma. Cuando pudimos poner camas y colchones, fue un sueño porque empezamos a poder dormir en la casa aunque estuviese en plenas obras.

Os puedo asegurar que incluso en medio de cosas inacabadas y en una casa sin luz (teníamos que apagar el interruptor de la luz general porque los interruptores aún no funcionaban), incluso por la noche podías pasear por la casa sin sentir nada de miedo.

La primera noche que dormimos allí me levanté y en la oscuridad empecé a explorar las habitaciones una por una llegando al baño “derecho” al lado de la escalera. Miré hacia abajo en la oscuridad y nada. Abrí la ventana del baño para mirar el jardín bañado en la más absoluta oscuridad y nada.

La casa había empezado a respirar con las obras y esa energía que sentía al principio de una casa brillante, aunque inicialmente espantosa por el abandono, se había apoderado de paredes, suelos, tuberías y de todo el interior. La casa había vuelto a la vida emanando una serenidad palpable y yo, aunque en completa oscuridad, no tenía miedo ni tensión.

Cuando volví a la cama sentí que tal vez todo lo que habíamos pasado había valido la pena, que cada herida aún abierta había escrito una historia. Y mientras el sueño me devolvía al mundo del inconsciente al lado de mi marido, pensé que tal vez era el momento de dejar el pasado y abandonar el presente, para empujar hacia un futuro que, por primera vez en mucho tiempo, empezaba a ser nuevamente prometedor.

(Continúa…)

De repente se hizo la luz. Pero no venía del cielo. Las ráfagas del tornado nos zarandeaban de un lado a otro como siempre, inmersos en medio del segundo muro de viento como partículas de polvo sin importancia para el cosmos. El caos es nuestro verdadero terreno, somos criaturas que buscan en los puntos cardinales una falsa esperanza de algo más fuera de nosotros cuando, si existe, está dentro.

Sin embargo, hay una imagen que siempre me ha inspirado, y ciertamente a vosotros también. El diamante que nace de la presión inimaginable de la tierra.

El error más común es pensar que todos podemos convertirnos en diamantes bajo esa presión. Así es como los coaches de alrededor os llenan la cabeza de falsas esperanzas.

No es tan sencillo. Si se somete una nuez a esa presión, se convierte en una papilla. Si se somete una piedra a esa presión, se convierte en una papilla de piedra. Si te sometes a esa presión sin esa estructura especial de carbono, te conviertes en papilla.

Pero eso es lo bonito del ser humano. Nuestra mente no está compuesta de materia, por lo que puede aprender la estructura para soportar la presión y la estructura para convertirse en diamante. Este es el camino de los Super-vivientes.

La luz que estalló en ese momento no provenía de un cielo finalmente libre de nubes. No. Vino de abajo, de nuestros pechos. La presión de esos meses fue tal que llegamos a nuestro punto de ruptura y lo pusimos a prueba sin piedad. Fue en ese momento cuando se produjo la transmutación. Al igual que el Paraíso que estábamos transformando de una “Villa” abandonada a una “Casa Villa” vital y brillante, nosotros mismos habíamos sufrido involuntariamente el mismo tratamiento.

Alcanzar un nuevo nivel de energía no es algo fácil, pero cuando ocurre lo notas de forma tan dramática y natural que describirlo se convierte en algo realmente sencillo: todo empieza a funcionar aunque no funcione. Sin embargo, en comparación con la misma sensación que en un estado de autoengaño o en ataques psicóticos (¡sic!), nuestra capacidad de crítica se mantuvo. Sólo los Supe-vivientes saben de qué estoy hablando, y si no estás seguro o segura, quizá sea mejor que entiendas a partir de este texto que tú también puedes estar en el grupo de personas que pueden bucear en los diamantes. #superviviventesuperliving

En cuanto descubrimos que la luz provenía de nosotros, que nuestra cristalización o “diamantinización”, si quieres, había comenzado, las cosas empezaron a cambiar. El proceso acababa de empezar y ya se notaba la diferencia.

Saltando de una corriente a otra, cada portazo en la cara, cada golpe bajo, cada problema que surgía se convertía en una oportunidad para “diamantar” un poco más.

Empezaron los meses de verano y lo primero que tuvimos que solucionar fue, y lo siento por Jorge, un gran problema que tuvo su equipo de trabajo.

Todos eran buenos trabajadores y todos tenían un ámbito específico. Uno en particular era muy bueno… Salvador. Era el único que había trabajado durante el ataque de la Nada, cuando los trabajadores habían sido robados por el hermano de Jorge. Además, de todos ellos, era el que tenía más capacidades en varios frentes. Había trabajado en el sistema eléctrico, en la fontanería, en los suelos, en las paredes, pero sobre todo era él quien lo solucionaba todo. Tenía una filosofía de Aventurero de la Vida y como tal nos llevábamos muy bien, hasta el punto de que, no me avergüenza decirlo, Peter y yo decidimos en algunas ocasiones no obligarle a rehacer un trabajo del que era responsable por “rol”, en honor a su forma de hacer las cosas y a su capacidad. Sin decirnos nada… con una mirada, nos entendimos. Y aún así resolvería el problema que había surgido, logrando la satisfacción de todos al final.

Este regalo fue uno de los tesoros de la victoria sobre la Nada. Las relaciones que creamos con ese equipo se habían convertido en honorables y super-vivientes. No hubo un problema de antes y después o un conflicto, todos trabajamos con un objetivo común. Y cuando no estábamos sincronizados, aún así lográbamos el resultado.

Sin embargo, como he mencionado antes, ése era también el mayor problema del equipo de Jorge. Sólo uno estaba en la cima, los demás eran buenos (y se lo agradezco mucho), pero algunos estaban empezando y tenían que hacer un trabajo especializado antes de tener las habilidades adecuadas para hacerlo. Y la consecuencia fue que el trabajo de detalle se alargó mucho más de lo necesario.

Sin embargo, Peter y yo, “Diamantes en el cielo” como la Rihanna de nuestra boda, aunque todavía en medio de un tornado, nos adaptamos rápidamente.

Ya que nuestro presupuesto se había agotado por las constantes batallas y por tener recursos muy limitados (si realmente supieras lo que cuesta este chalet + gallinero + obras no lo creerías porque con nuestro presupuesto es un puro milagro…. ) tuvimos que cambiar radicalmente nuestra estrategia de búsqueda de muebles. Afortunadamente, nuestro amigo Albert, que sabe que estamos hablando de él (aunque con un nombre ficticio), nos había permitido comprar electrodomésticos de alta gama a un gran precio. Y, afortunadamente, decidimos hacerlo al principio de la obra, porque con la [No] Guerra en marcha, si hubiéramos esperado hasta julio-agosto no habríamos podido comprarlos, porque todo se había convertido sin razón económica real, y sigo insistiendo en ello, en casi el doble de lo que era antes.

No podíamos comprar los muebles por adelantado porque no podíamos dejarlos en la casa que se estaba reformando, así que era inevitable encontrar la manera de comprarlos sin gastar una fortuna. Empezamos a buscar en los mercados y lo primero que descubrimos es que en Madrid los mercados considerados más famosos se han convertido en una auténtica estafa para los turistas sin un gramo de materia cerebral. Objetos sin valor se vendían sin pestañear con dos ceros más…. dos ceros. “Mirar y no tocar’ es el refrán en italiano y, por desgracia, para los que acuden a los famosos mercadillos de Madrid se convierte en una filosofía de vida.

Peter fue quien nos salvó… su capacidad para encontrar cualquier cosa y establecer conexiones instantáneas con cualquier persona de buen valor humano nos permitió entrar en una nueva corriente de especial interés. Duró poco, como muchas cosas que empiezan bien y se corrompen por la popularidad, pero fue únicamente gracias a Peter que encontramos oportunidades inimaginables y empezamos a llenar la casa con una velocidad impresionante. Mi visión del conjunto le empujó a la prisa y su habilidad para encontrar cosas maravillosas a precios humanos nos permitió permanecer en esa corriente de mercados y eventos sólo para comprar todo, antes de que se volviera tan caro e inaccesible como otros.

A veces me pregunto si, sin quererlo, Peter y yo descubrimos o creamos nuevas tendencias. Creo que cuando ocurre que te das cuenta de que la gente te copia, nunca sabes si has descubierto una tendencia antes que los demás o la has creado. Sin embargo, nos pasó a los dos en todos los campos, desde las producciones, a los libros, a los conceptos, e incluso para la casa, que, aunque todavía incompleta, se convirtió en la inspiración de todos los nuevos clientes de Jorge desde las primeras fotos. A un gran distribuidor le gustó tanto el material que utilizamos (que uno dice, lo distribuye y lo conoce, pero no es así) que desde el momento en que lo encargamos decidió crear una nueva exposición con el mismo material. Así que no os sorprendáis si veis más “Casas Paraíso” en la zona en el futuro… aunque la original siempre seguirá siendo nuestra Casa Villa El Paraíso en Escariche.

Mientras tanto, los dos mini-jefes significativos de nuestra historia, el Registrador de la Propiedad y la Notaria, continuaron su implacable asalto. Fueron una gran parte de nuestro tornado y, en el momento de escribir este artículo, el 24 de noviembre de 2022 (firmamos el 15 de febrero de 2022) todavía un viento sin resolver. El tema de la corrección de documentos había comenzado. Con la fuerza de las experiencias pasadas, utilizamos las estrategias empleadas contra la Nada para defendernos de las súbitas desapariciones de ambos, escondidos tras las barreras del silencio y la inalcanzabilidad, empoderados (¡vergonzosamente!) por su cargo (para)estatal.

Además, nos unimos a los antiguos propietarios para reforzarnos y exigir lo que nos correspondía (pagado con mucho dinero, repito, y por adelantado…). Esa batalla común, gracias al estado de funcionamiento súper-vivente, nos proporcionó nuevos amigos y una conexión realmente alentadora con algunas personas de Escariche.

Y así, poco a poco, el Tornado empezó a remitir y, besados de nuevo por el sol, como decimos en Italia, nos encontramos por fin más allá de la barrera de ese fragor incesante que habían sido los meses de primavera. El viento seguía siendo intenso, pero nos dimos cuenta de que nuestra capacidad para soportarlo había cambiado.

Una parte de nosotros, al habernos convertido en diamante, nos permitió acoger la desgracia de una manera diferente.

Todo muy bonito, parece al leer metafóricamente lo de los diamantes y las corrientes… pero también sabemos que los seres humanos no son diamantes y aunque los Super-vivientes pueden cambiar su mente para transformarse con la presión, el cuerpo y parte de la mente han cambiado hasta tal punto que, entre el desgaste y la transformación, se hacía necesario un momento de parada. No existe ninguna transformación que no requiera energía y no tenga consecuencias.

Ese momento de pausa no estaba destinado a llegar hasta octubre, fecha del verdadero final de la obra, pero como habíamos cambiado, el destino, aunque fuera parcialmente favorable, cambió de tal manera que podría llegar a decir que nuestro tornado terminó a finales de agosto.

Algunas cosas salieron mal, como tener que comprar todo un nuevo sistema de bombeo para la piscina debido a la falta total de habilidad para instalarlo (que al principio cuando ocurrió no lo pudimos probar, aunque estábamos casi seguros, pero meses después lo confirmamos). Gente en las obras que usaba los vídeos de youtube para saber cómo tenían que hacer las cosas. O la cuestión de los documentos que a veces necesitan unos y otras veces otros. El caos…

Otras cosas, sin embargo, iban bien. El proyecto en su conjunto estaba progresando. Tuvimos que sacrificar algo de tiempo para que los resultados fueran excelentes y para que tuvieran un buen acabado. Jorge se portaba bien con nosotros y cada vez que elegíamos adaptar nuestro proyecto, intentaba recompensarnos (aunque a veces se le olvidaba y había que recordárselo… pero luego se acordaba…).

Además, la casa empezaba a tomar forma. Cuando pudimos poner camas y colchones, fue un sueño porque empezamos a poder dormir en la casa aunque estuviese en plenas obras.

Os puedo asegurar que incluso en medio de cosas inacabadas y en una casa sin luz (teníamos que apagar el interruptor de la luz general porque los interruptores aún no funcionaban), incluso por la noche podías pasear por la casa sin sentir nada de miedo.

La primera noche que dormimos allí me levanté y en la oscuridad empecé a explorar las habitaciones una por una llegando al baño “derecho” al lado de la escalera. Miré hacia abajo en la oscuridad y nada. Abrí la ventana del baño para mirar el jardín bañado en la más absoluta oscuridad y nada.

La casa había empezado a respirar con las obras y esa energía que sentía al principio de una casa brillante, aunque visualmente se volviera espantosa por el abandono, se había apoderado de las paredes, los suelos, las tuberías del interior. La casa había vuelto a la vida emanando una serenidad palpable y yo, aunque en completa oscuridad, no tenía miedo ni tensión.

Cuando volví a la cama sentí que tal vez todo lo que habíamos pasado había valido la pena, que cada herida aún abierta había escrito una historia. Y mientras el sueño me devolvía al mundo del inconsciente al lado de mi marido, pensé que tal vez era el momento de dejar el pasado y abandonar el presente, para empujar hacia un futuro que, por primera vez en mucho tiempo, empezaba a ser nuevamente prometedor.

(Continúa…)